Me gustaría aclarar que la crítica que voy a hacer no pretende molestar a nadie y si así es, vayan por delante mis disculpas.
Lo primero que quiero hacer es centrar un poco lo que sucedió previo a nuestra visita el pasado domingo.
Tres semanas antes, en el momento de hacer la reserva para 10 personas, quién me tomaba nota me preguntó abiertamente si conocía el restaurante y el tipo de cocina que hacían, y me explicó que tenían un par de menús degustación y una pequeña carta.
Mi respuesta fue que conocía el restaurante aunque nunca había estado antes, que conocía otros del grupo Nove (hablamos un rato sobre este tema) y especifiqué que queríamos tomar un menú degustación para conocer en esta primera vista, cual es la cocina de Pepe Vieira de una forma más global.
La respuesta fue que no había ningún problema y maticé tres cosas:
1- Que en la medida de lo posible, el menú no incluyese ostras (hace un par de meses tuve una desagradable experiencia en este sentido en otro restaurante "michelin" gallego y prefiero no arriesgarme).
2- Si era posible, tampoco queríamos vieiras. Su respuesta fue que no había ningún problema porque después de la que había caído, ahora mismo no las trabajaban (o eso entendí yo)
3- Y por último y volviendo a que esta era nuestra primera visita, si era posible nos gustaría probar su famosa "patata del cocido" un poco por ser el plato más conocido y reprensentativo de su cocina.
Sobre los vinos y para resumir, quién me atendió me dijo que me quedase bien tranquilo, que Juan Cannas "es una máquina" y que nos haría disfrutar mucho!!
Llega el día de nuestra visita...
Después de alguna dificultad para encontrar el restaurante propia de quien se acerca a Pepe Vieira por primera vez, tengo que decir que la impresión no pudo ser más positiva: El restaurante es precioso!! Corte moderno, minimalista y perfectamente integrado con el entorno.
Concretamos la reserva y nos acompañan a nuestra mesa, que se encuentra, no exactamente en un reservado, pero si que podríamos decir que estábamos solos, sin mesas alrededor.
La mesa es muy elegante. Nos sentamos y oh, primera sorpresa...
Nos han dejado una bonita carta con el menú para ese día. Consta de:
- Caldo gallego
- Empanada
- Arroz con carabinero
- Patata del cocido 07
- Phoskito 08
La primera impresión es que esa carta era una propuesta la cual nosotros evidentemente podríamos cambiar, sobre todo teniendo en cuenta la conversación que había tenido por teléfono a la hora de hacer la reserva.
Nos dicen que no (por cierto, no era Juan Cannas quién nos atendió, sino otro amable y atento camarero), que es el menú que tienen. Les decimos que esa no era nuestra idea, que queríamos un menú largo y su respuesta es que para una mesa tan grande (éramos 10) tienen problemas para atender este tipo de menú.
Una vez asumido que no quedaba otro remedio y asumido también que la jornada no sería la que esperábamos, tengo que puntualizar varias cosas:
Pese a ser un menú relativamente corto y sin demasiadas complicaciones, el ritmo fue muy lento y por momentos, sobrepasando lo razonable.
Comentando un poco los platos y esto ya entra evidentemente dentro del gusto personal de cada uno:
El caldo estaba muy soso. Uno de mis amigos solicitó un poco de sal y fuimos varios los que hicimos uso de ella.
La empanada, insisto, para mi gusto, excesivamente fría. Mi preferencia es calentita, me gusta si está fría pero esta tenía un punto más que ya no me gustaba tanto.
El arroz con carabinero, como dijo mi buena amiga Anie, llegó decapitado (ajjajaa, esto me hizo gracia, porque en otros blogs publicados sobre Pepe Vieria, el carabinero venía con su cabeza. Lo siento pero es que las cabezas me encantan!!). El punto era perfecto. El arroz, rico sin más.
La patata del cocido, pues genial. La idea me parece muy muy original y el resultado muy sorprendente. Para mi no era demasiada sorpresa porque ya lo conocía, pero para quien no tenía ni idea, hubo algún ohhhhh!!!
Antes de los postres y como nos quedamos con hambre, pedimos queso. Aquí si nos atendió Juan que nos explicó perfectamente cada uno de los quesos: Procedencia, tipo de leche, curación...etc. Sin duda lo mejor de la comida.
Por último llega el phoskito, muy bueno, que era una base de chocolate y avellana, con sorbete de mango y si no recuerdo mal (estoy escribiendo todo esto de memoria) una crema de yogurt.
En cuanto a la selección de los vinos, y quiero recalcar que también es un tema de gusto personal, no me gustó demasiado.
Voy de memoria con el agravante de que no los elegí yo y no recuerdo nombres (creo que están fotografiados), ya los pondré...
Primero tomamos una manzanilla de Sanlúcar que me gustó mucho y de la cual no puedo decir nada más porque no tengo ni idea sobre este tipo de vinos.
Luego un albariño muy original, que tenía la particularidad de que se había vendimiado en el 2004 y lo habían dejado 4 años en los depósitos de acero hasta embotellarlo este mismo año. El resultado es un vino muy personal, afrutado y sin esa potencia ácida de los clásicos albariños.
El siguiente vino, creo que era un mencía de algún lugar cercano al restaurante, no me gustó. Demasiado balsámico y sinceramente, no lo entendía. Además, según algunos de mis amigos, tenía algo de tufo que no se le pasaba. No sé si tenía demasiado sulfuroso o qué...
Para el siguiente vino le pedimos entre guiños a nuestro camarero, algo más "tanino" y nos ofrecieron un vino de Toro (gago si no recuerdo mal) mucho más acorde con mis gustos y que disfruté mucho más.
Después nos ofrecieron un vino que podría ir bien con los quesos y el postre, un riesling alemán que descartamos porque nos apetecía un oporto.
No recuerdo cual era pero si recuerdo que fue casi como tirar el dinero. El exceso de poso y el no poder filtrarlo hizo que apenas lo disfrutásemos. Bien pensado, tendríamos que haberlo devuelto...
Finalizada la comida nos invitan a visitar la cocina. Allí nos saluda un amable José Cannas. Le damos la enhorabuena por la recién estrenada estrella michelín, le decimos que lo hemos pasado muy bien, pero que siendo sinceros, no era lo que esperábamos.
Su respuesta con cierta cara de sorpresa es que los domingos son días muy complicados y que además suele ser un día en el que se acercan muchos curiosos.
La verdad es que no puedo estar muy de acuerdo con ese planteamiento, primero porque si no es un buen día puedes especificarlo previamente: Los domingos no tenemos menú degustación largo!!. Y tal vez los que solemos ir a restaurantes gastronómicos cuando la economía nos lo permite, probablemente habríamos cambiado el día sin ningún problema. Además, supongo que los curiosos se merecen la misma atención que el mejor de los gastrónomos.
Y es que la verdad, para alquién que como yo espera tanto de Pepe Vieira Camiño da Serpe se encuentra con un caldito, una empanada (antes de subir al restaurante estuvimos tomando unos vinos en Combarro y en uno de los sitios nos pusieron una empanada que le iba a la zaga) y dos cosas más, supongo que se puede entender mi decepción.
Ya a la salida del restaurante, una extraña combinación de elementos, lluvia, escaleras de madera y las luces apagadas, hicieron que el resbalón no tardase en llegar. Afortunadamente no fué nada grave.
Y también quiero dejar constancia de que mi decepción es motivada porque sé que Pepe Vieira es mucho más de lo que nos ofrecieron, mucho más, y sientes no poder haber disfrutado de esa oferta gastronómica que seguro es espléndida.
Me hubiese encantado que mi relato fuese bien distinto, pero si tengo que ser sincero, mi visita a Pepe Vieira ha sido una gran decepción.
Milu.